Que de mi cuerpo brote sal
jamás de lágrimas
¡nunca más!
Del sudor de mi espalda
y de mis piernas que andan círculos de sol.
Sea la sal y el agua
condimento sagrado
de mis ganas de matar
Y de mi amor incandescente
que resguardo como palpitante cría de ave
tan frágil y dulce
que brote la miel de ámbar
para bañar mis sueños
los más secretos y recurrentes.
Que empape la miel los recuerdos
para fijarlos en mi mente
como estacas de fuego
las que señalan el camino que ando